La infernal metáfora del futurible empleo
- Iñigo Nuñez
- 28 nov 2017
- 2 Min. de lectura
Zitek, el programa de apoyo al emprendimiento de la UPV/EHU en Bizkaia, realizó el pasado 13 de noviembre un teatro interactivo (taller etorkizulan) en el Aula Magna del Campus de la UPV en Leioa. En él, los actores, mediante comparaciones y metáforas continuas, descifraron las diferencias entre el emprendimiento de proyectos de carácter autónomo y la pertenencia a una empresa privada. El objetivo de la actividad radicaba en motivar al alumnado a poner en marcha nuevas empresas y diferentes propósitos.
La primera decisión del alumnado dentro de la función organizada por Zitek fue escoger entre el camino del cielo o el del infierno. Sorprendentemente y con pocos precedentes, como comentaron los mismos protagonistas de la obra, prácticamente el cielo quedó vacío y se produjeron aglomeraciones en la entrada infernal. Personalmente, escogí el camino del infierno, que después descubriríamos que representaría la opción del emprendimiento. Por el contrario, en el cielo delegaría el significado de las empresas privadas y sus características principales.
En el infierno no hay reglas
Nada más atravesar la laberíntica entrada a las entrañas infernales, un diablo se interpuso en nuestro camino para obligarnos a firmar un contrato con nuestra huella dactilar que certificaba la venta de nuestro alma al mismo demonio. Un contrato que, curiosamente, romperíamos instantes después para reflejar que en el mundo del emprendimiento de nuestra propia empresa no estaríamos sujetos a compromisos del carácter de estos vinculantes documentos. “En el infierno no hay reglas”, afirmó el demonio.

Posteriormente, fuimos conducidos a una sala donde todos los que lo desearon tuvieron la oportunidad de deshacerse de todas los aspectos que aborrecían. A través de la ruptura de unos platos, varios asistentes desahogaron sus odios y se vaciaron gritando.
La penúltima etapa de la función nos llevaría al purgatorio, donde cielo e infierno intercambiarían posiciones para conocer ambas perspectivas de la realidad. Acorde a nuestra elección, fuimos acompañados al cielo, donde se expuso la crueldad de la empresa privada, ejemplificado en el caso de que un simple fallo condena a muerte al camarero del cielo.
De vuelta al purgatorio, se celebró el reto entre el cielo y el infierno la última de las competiciones, que consistía en el encaje de un puzzle que daría la llave para abrir el cofre que se encontraba allí. El cielo saldría, esta vez, vencedor.

Por último, nos encaminamos hacia una sala en la que Julen, técnico de Zitek, dio la explicación de las pretensiones del programa. El acto representaba una metáfora comparativa en la que el cielo reflejaba el mundo de las empresas privadas y el infierno hacía lo propio con los nuevos proyectos y el emprendimiento.
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